Nos cuenta Riebiere que el Zar Iván IV, apodado el Terrible, propuso cierta vez un problema a un geómetra de su corte. Consistía en determinar cuántos ladrillos serían necesarios para la construcción de un edificio regular cuyas dimensiones se indicaban. La respuesta fue rápida y la construcción realizada demostró más tarde la exactitud de los cálculos. Ivan, impresionado con este hecho, mandó quemar al matemático convencido de que haciendo ésto, libraba al pueblo ruso de un peligroso hechicero ....
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