Del libro "Matemática Divertida y Curiosa" (2007) de Malba Tahan, autor de El Hombre que Calculaba ....
Coloque en la mesa varias cartas dispuestas como indica la figura. Algunas cartas (3 x ejemplo) se colocan en línea recta, y las otras forman una curva que se cierra sobre la línea formada por las primeras.
Hecho esto, se le pide a la persona que piense un número cualquiera (natural) y que cuente, a partir de la carta A, tantas cartas como unidades tenga ese número (una vez que entra al loop, debe seguir en él, sin salir al camino recto) y, que a partir de la última carta obtenida (a la que llegó) retroceda el camino indicado por la flecha 2 (contando la carta a la que llegó y sin salir del loop) tantas cartas como unidades tenga el número pensado.
Podemos adivinar inmediatamente la carta a la que la persona llegó sin conocer el número y sin mirar mientras se realizan las operaciones.
Vamos a suponer por ejemplo, que la persona haya pensado el número. Contando 8 cartas a partir de A (flecha 1) irá a parar a la carta C. Retrocediendo 8 cartas a partir de C (siguiendo la flecha 2), irá a parar definitivamente a la carta indicada por una cruz.
Para descubrir la carta final se deben contar, a partir de B tantas cartas (Flecha 2) como aquellas que estuvieran en línea recta fuera de la curva.
Nota: conviene hacer una modificación después de cada "adivinación", no solamente el número de cartas dispuestas en línea recta, sino también el número de cartas que forman la curva ....
¿Por qué sucede esto?, ¿Por qué se puede adivinar?, ¿Tiene alguna limitación el juego, que el autor del libro no advirtió?
Solución: El fin de semana .....
RESTRICCION del juego: Obviamente la persona, para este caso especial (de camino recto con tres cartas) debe elegir un número mayor que 3, porque o sino NO puede entrar en el loop y la cosa se enreda !!!! Se recomienda decir: "Elige un número mayor que 5, para evitar pillen el truco, asociando pensamiento en torno al número 3"
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Homenaje a Malba Tahan: (1895-1974), autor de "El hombre que calculaba", es el seudónimo con que el profesor Julio César de Mello e Souza se hizo reconocido fuera del aula por sus numerosos libros en los cuales crea una didáctica propia y divertida, que ha perdurado en el tiempo. "En esa época las actividades lúdicas eran casi una herejía", recuerdan sus alumnos, pero el carismático profesor los encantaba con sus historias, sus ejercicios y su informal manera de enseñar matemática. Su fama como pedagogo se esparció por todo el país y, a más de un siglo de su nacimiento, sus libros de matemática, así como los de cuentos y leyendas, continúan siendo elegidos por los jóvenes de todas las edades.
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