Bueno, después no te arrepientas jaja, aquí va:
Cuando estaba en el colegio, las matemáticas me parecían una cosa horrorosa y, sobre todo, una pérdida de tiempo. ¿de qué podían servir una sarta de números y símbolos que no ayudaban en nada a transformar la realidad y a hacer mejor la vida? pensaba yo...como decía el chiste aquel :¿si a es igual a b por qué diablos se llaman distinto??? sobre todo en un período (años 1983-1985) en que lo principal era luchar contra la dictadura.
Hasta que apareció en mi vida la geometría!! y ella me hizo reconciliarme con las mates. Era un placer saber que los ángulos complementarios medían tanto (ya se me olvidó cómo era :) y que a partir de eso una intrincada madeja de ángulos incógnitos mágicamente podían ser calculados... No sé por qué, pero descubrí mi veta matemática-geométrica y fue mi salvación. De los eternos promedios 4 en matemáticas, pasé a tener sobre 6... Bueno, igual agradecí que en la Universidad sólo tuviera que hacer un ramo de estadística, en el cual, para mi sorpresa, me fue muy bien.
Humanista como soy, las matemáticas siguen pareciéndome algo intrincado, pero sé que ocupan un lugar importante en el hacer del hombre, sobre todo después de conocer a dos amigos matemáticos, ingenieros y profes que me han demostrado que no existen compartimentos estancos, que nada de lo humano les es ajeno y que las matemáticas colindan con la filosofía, la política, el arte y la vida, en general. Eso pues compañero. Un abrazo, Claudia.
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