POR EL DERECHO A UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS y TODAS
Los abajo firmantes apoyamos y reconocemos la persistencia y generosidad de la ciudadanía movilizada (estudiantes, profesores, padres y madres) en aras de mejorar la calidad de la educación para romper el círculo de la exclusión; exigiendo participación en la toma de decisiones en forma responsable, y llamando la atención de la clase política nacional para que sus demandas sean recogidas. Esta ciudadanía movilizada demuestra que somos una sociedad viva, reflexiva y crítica, con ánimo de hacer propuestas y construir en conjunto un destino mejor que el legado, vía amarres institucionales, por la dictadura. Las movilizaciones realizadas constituyen un aporte a la democracia y por eso las saludamos y adherimos a ellas como forma legítima de participación activa ante un sistema político que tiende a cerrarse en sí mismo.
Reivindicamos el derecho que nos asiste como ciudadanos comprometidos de hacer cuanto esté a nuestro alcance para profundizar la democracia, lo que hoy pasa por acoger las aspiraciones e iniciativas ciudadanas por parte del sistema político, deshaciendo los enclaves autoritarios, que han demostrado limitar nuestra capacidad común de acceder a mayor justicia social y acceso a bienes y servicios de calidad para todos. Por ello llamamos a retomar el impulso democratizador que nos movilizó y articuló como sociedad civil y partidos políticos opositores al régimen dictatorial para poner a tono la actual legislación en materia educacional -que pasa por reformar la Constitución Política y derogar la LOCE- a lo que Chile merece: garantía del derecho a una educación de calidad para todos independientemente del nivel socioeconómico que tengan las personas.
Ad portas al Bicentenario no podemos permitir que a través del actual injusto sistema educacional se reproduzcan al infinito dos Chiles cada vez más distantes. Queremos una patria común, con un pueblo educado, que es la herramienta vital para poder ejercer ciudadanía en forma autónoma por parte de cada individuo y así poder practicar nuestra libertad conquistada proyectándonos a un bienestar social digno para todos. El sacrificio al cual se han llevado varias generaciones, que por pertenecer a los quintiles más modestos de la sociedad por la injusta distribución del ingreso se han visto obligados a educarse en un sistema que reproduce la exclusión, no puede seguir siendo tolerado.
Tenemos el deber moral de realizar los cambios necesarios a la legislación vigente para que no se siga incentivando el lucro a costa de escuelas inefectivas y de una débil institucionalidad que no permite al Estado saber en qué se destinan los recursos de todos los chilenos. Mientras unos hacen su gloria económica a cambio de mala educación, otros miles van al despeñadero de sus vidas por acción u omisión del sistema político. Fuimos las mayorías los que conquistamos la democracia, por lo que son las mayorías las que deben verse beneficiadas por ella, pues para eso existe. Hoy si un niño proviene de un quintil pobre y su establecimiento educacional se ubica en una comuna de escasos recursos está predestinado a obtener malos resultados escolares independiente de todo el talento que ponga durante sus doce años de trayectoria estudiantil, por
causas externas a su propio esfuerzo. Esta realidad que cubre al noventa por ciento de la población estudiantil del país debe terminar. Por ello, si alguien aún se identifica con la democracia no puede elegir hoy entre dos opciones malas: la LOCE o la LGE. Debemos elegir por una opción mejor para todos, pues para eso derrotamos unidos a la dictadura.
Llamamos a los diputados y senadores, de todas las bancadas políticas, a hacer su mejor y más honesto esfuerzo con la democracia, la libertad y la infancia de Chile. Nos merecemos más que una LOCE modificada. Nos merecemos como sociedad una Nueva Ley General de Educación que realice los cambios estructurales necesarios para romper el círculo de exclusión social. Los invitamos, como representantes de la ciudadanía, a hacerse parte de la solución. Que una NUEVA Ley General de Educación se discuta en el parlamento, invitando a participar a todos los actores sociales y expertos que forman la amplia comunidad educativa nacional. No insistamos con los males menores, nuestro país merece lo mejor.
Firman:
Puedes agregar tu firma ingresando a www.yoapoyo.cl
Los abajo firmantes apoyamos y reconocemos la persistencia y generosidad de la ciudadanía movilizada (estudiantes, profesores, padres y madres) en aras de mejorar la calidad de la educación para romper el círculo de la exclusión; exigiendo participación en la toma de decisiones en forma responsable, y llamando la atención de la clase política nacional para que sus demandas sean recogidas. Esta ciudadanía movilizada demuestra que somos una sociedad viva, reflexiva y crítica, con ánimo de hacer propuestas y construir en conjunto un destino mejor que el legado, vía amarres institucionales, por la dictadura. Las movilizaciones realizadas constituyen un aporte a la democracia y por eso las saludamos y adherimos a ellas como forma legítima de participación activa ante un sistema político que tiende a cerrarse en sí mismo.
Reivindicamos el derecho que nos asiste como ciudadanos comprometidos de hacer cuanto esté a nuestro alcance para profundizar la democracia, lo que hoy pasa por acoger las aspiraciones e iniciativas ciudadanas por parte del sistema político, deshaciendo los enclaves autoritarios, que han demostrado limitar nuestra capacidad común de acceder a mayor justicia social y acceso a bienes y servicios de calidad para todos. Por ello llamamos a retomar el impulso democratizador que nos movilizó y articuló como sociedad civil y partidos políticos opositores al régimen dictatorial para poner a tono la actual legislación en materia educacional -que pasa por reformar la Constitución Política y derogar la LOCE- a lo que Chile merece: garantía del derecho a una educación de calidad para todos independientemente del nivel socioeconómico que tengan las personas.
Ad portas al Bicentenario no podemos permitir que a través del actual injusto sistema educacional se reproduzcan al infinito dos Chiles cada vez más distantes. Queremos una patria común, con un pueblo educado, que es la herramienta vital para poder ejercer ciudadanía en forma autónoma por parte de cada individuo y así poder practicar nuestra libertad conquistada proyectándonos a un bienestar social digno para todos. El sacrificio al cual se han llevado varias generaciones, que por pertenecer a los quintiles más modestos de la sociedad por la injusta distribución del ingreso se han visto obligados a educarse en un sistema que reproduce la exclusión, no puede seguir siendo tolerado.
Tenemos el deber moral de realizar los cambios necesarios a la legislación vigente para que no se siga incentivando el lucro a costa de escuelas inefectivas y de una débil institucionalidad que no permite al Estado saber en qué se destinan los recursos de todos los chilenos. Mientras unos hacen su gloria económica a cambio de mala educación, otros miles van al despeñadero de sus vidas por acción u omisión del sistema político. Fuimos las mayorías los que conquistamos la democracia, por lo que son las mayorías las que deben verse beneficiadas por ella, pues para eso existe. Hoy si un niño proviene de un quintil pobre y su establecimiento educacional se ubica en una comuna de escasos recursos está predestinado a obtener malos resultados escolares independiente de todo el talento que ponga durante sus doce años de trayectoria estudiantil, por
causas externas a su propio esfuerzo. Esta realidad que cubre al noventa por ciento de la población estudiantil del país debe terminar. Por ello, si alguien aún se identifica con la democracia no puede elegir hoy entre dos opciones malas: la LOCE o la LGE. Debemos elegir por una opción mejor para todos, pues para eso derrotamos unidos a la dictadura.
Llamamos a los diputados y senadores, de todas las bancadas políticas, a hacer su mejor y más honesto esfuerzo con la democracia, la libertad y la infancia de Chile. Nos merecemos más que una LOCE modificada. Nos merecemos como sociedad una Nueva Ley General de Educación que realice los cambios estructurales necesarios para romper el círculo de exclusión social. Los invitamos, como representantes de la ciudadanía, a hacerse parte de la solución. Que una NUEVA Ley General de Educación se discuta en el parlamento, invitando a participar a todos los actores sociales y expertos que forman la amplia comunidad educativa nacional. No insistamos con los males menores, nuestro país merece lo mejor.
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