En Japón, en cada colegio los profesores de matemáticas trabajan en equipo e invierten todo un año en la generación y puesta a punto de una sola lección de 50 minutos. Parten por el diseño de la lección, en que se considera una gran cantidad de aspectos, muchos de carácter personal (por ejemplo, números de hermanos del estudiante con mayor dificultad de aprendizaje) y en la búsqueda de motivaciones intrínsecas en matemática. Luego viene un período de prueba en que los profesores se turnan para dar la lección frente a los estudiantes, mientras que los otros profesores asisten para observar la respuesta del curso e incluso graban en video toda la sesión. Después de reiteradas reuniones de revisión, análisis y ajustes, otro profesor vuelve a dar la lección mejorada, y el resto de los profesores observan y vuelven a grabar, y así sucesivamente. ¡La inversión en tiempo y esfuerzo es casi tan grande como la que requiere un dramaturgo y los actores para escribir y poner a punto una obra de teatro!
(Roberto Araya Schulz, Inteligencia Matemática, página 80).
Nota: Me introdujo a esta sabiduría Elisa Araya, Profesora de la UAH - CIDE
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