"Por esto, es preciso considerar en serio el hecho de que la clase política de hoy [en su expresión estatal-parlamentaria, en sus partidos y en la persona de los políticos mismos) carece, para la gran masa ciudadana, de legitimidad, credibilidad y representatividad. Lo han dicho, lo dicen y lo repiten majaderamente todas las encuestas. La de la Universidad Diego Portales, la de El Mercurio Opina S.A., la de Flacso y sus socios, etc. El Congreso y el Poder Judicial marcan una credibilidad inferior a 17% (en una escala de 1 a 100), mientras los partidos políticos y los políticos mismos una inferior a 9%. Estas cifras configuran, sociológicamente, una grave crisis de representatividad y legitimidad. Al extremo grotesco de que, mientras hoy la más grande movilización de profesores, estudiantes secundarios y universitarios de toda la historia de Chile se pronuncia a lo largo de tres años seguidos contra un sistema educacional, los políticos vuelven la espalda a esta voluntad cívica -escondiendo la cabeza como el avestruz- para tratar de "legitimar" sus farandulescos pactos internos y maquillar un sistema que ha producido los peores resultados sociales de toda la historia."
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