Leonardo da Vinci creó su Hombre de Vitruvio o la Divina Proporción para unas ilustraciones publicadas por el matemático Luca Pacioli en 1509.
En particular, Pacioli propone un hombre perfecto en el que las relaciones entre las distintas partes de su cuerpo sean proporciones áureas. Estirando manos y pies y haciendo centro en el ombligo, se dibuja la circunferencia. El cuadrado tiene por lado la altura del cuerpo que coincide, en un cuerpo armonioso, con la longitud entre los extremos de los dedos de ambas manos cuando los brazos están extendidos y formando un ángulo de 90º con el tronco.
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Resulta que el cuociente entre la altura del hombre (lado del cuadrado) y la distancia del ombligo a la punta de mano (radio de la circunferencia) es el número áureo.
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