Isaac Asimov requería los servicios de un mecánico cada vez que su automóvil fallaba, este era muy bromista y una vez le planteó a Isaac lo siguiente:
"Llega un hombre sordo y mudo a una ferretería a comprar clavos y hace señales de sostener un martillo y clavar las puntas de sus dedos y el encargado le trae un martillo, el hombre lo niega con la cabeza y señala los dedos, entonces el encargado entiende que son clavos los que necesita. Después de seleccionar el tamaño de los clavos el hombre abandonó satisfecho con su compra el establecimiento.”
“Después llega un ciego a comprar tijeras. ¿Cómo pediría el ciego tijeras?”
Asimov le contestó moviendo los dedos simulando el movimiento de cortar con una tijera. El mecánico se rió y le dijo que no, que las pediría diciendo: “Quiero unas tijeras”
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