Hoy inauguran la fábrica de estrellas
Lorena Guzmán H.
"Es la historia de una catedral. Reunimos los mejores físicos e ingenieros y lo mejor de la industria", le dijo a The New York Times Ed Moses, el director del National Ignition Facility (NIF).
Habla del experimento de fusión más grande hasta hoy. En California (EE.UU.) se erige un enorme complejo que recreará cómo nuestro Sol produce su calor; fusionará átomos para producir energía disparando rayos láser a un "pellet" de hidrógeno, del porte de una cabeza de fósforo.
Hoy, con más de 3.500 invitados, el NIF comienza oficialmente sus actividades que trabajarán en encontrar una nueva, más barata, limpia y segura fuente de energía.
En febrero pasado, por primera vez dispararon sus 192 rayos: se convirtió en el láser más poderoso y en el instrumento óptico más grande.
Décadas de espera
El hombre logró hacer fusión en los 50, con las bombas de hidrógeno. Desde entonces, cuenta Mario Favre, director del Departamento de Física de la U. Católica, se ha intentado controlar la fusión, pero sin éxito.
La fusión es lo opuesto a la fisión. Esta última "es el proceso que acciona a las plantas nucleares o bombas actuales, donde núcleos atómicos son divididos para producir energía".
"En cambio, la fusión une átomos para generar energía", dice el físico. Comprimidos y calentados a mayor temperatura que la que hay al interior de una estrella, los átomos de hidrógeno se fusionarán en helio, liberando rayos de energía termonuclear.
El Sol hace eso en su interior. Su tamaño y su colosal fuerza de gravedad les dan la fuerza hercúlea necesaria para pegar esos núcleos y brillar. En la Tierra no existen esas condiciones; hay que buscar alternativas.
Los núcleos tienen carga positiva y se repelen: "La única forma de acercarlos y pegarlos es hacerlos chocar como dos trenes a alta velocidad", dice Favre. Esto involucra energías y temperaturas que no existen en el planeta.
Los núcleos tienen carga positiva y se repelen: "La única forma de acercarlos y pegarlos es hacerlos chocar como dos trenes a alta velocidad", dice Favre. Esto involucra energías y temperaturas que no existen en el planeta.
El NIF posee ductos repletos con 3.200 amplificadores que refuerzan una y otra vez los rayos láser: por 10{+2}{+5} o 10 millones de millones de millones de millones de veces. Ellos tienen un solo objetivo: una pequeña cápsula de plástico, de dos milímetros, que contiene una mezcla gaseosa de deuterio y tritio (isótopos del hidrógeno), sostenida en el centro de una enorme esfera.
"Los rayos son pulsos muy cortos, tan potentes que vaporizan la superficie (el plástico). Ello desencadena una explosión expansiva que al mismo tiempo comprime el gas a densidades mucho mayores que las de la materia sólida y eleva la temperatura a los niveles necesarios para la fusión: cientos de millones de grados", explica Favre. Así se liberan neutrones y energía.
El otro gran objetivo del NIF será producir con la fusión al menos la misma cantidad energía que la que se utilizó para generarla. Esto es necesario para que en el futuro sea posible generar la energía para casas, industria o automóviles.
El proceso de ajuste durará más de un año, deben probar cada parte. Tal como si testearan el funcionamiento de cada una de las velocidades de una nueva licuadora y trataran de preparar pisco sour, ejemplifica Favre, con más o menos azúcar, limón o pisco. Luego, a cruzar los dedos para producir más energía de la empleada; no será antes de 2020.
Operar el NIF costará 140 millones de dólares al año. Y los escépticos lo llaman National "Almost" Ignition Facility (almost significa casi). "Hay progresos", dice Roy Schwitter, físico de la U. de Texas a The New York Times. "La ignición es eventualmente posible, pero aún hay mucho que aprender".
Ed Moses dice que no hay garantías, pero que todo gran emprendimiento tiene riesgos y éste lo vale. "Si la energía de fusión funciona, tendremos una fuente ilimitada y limpia, que no emite CO{-2}, y que no es geopolíticamente sensible. ¿Qué más se puede pedir".
Si lo logran, además de avanzar en la investigación de plantas de energía termonucleares mucho más seguras que las actuales, EE.UU. podrá tener armas nucleares sin la necesidad de hacer pruebas bajo tierra. Mario Favre cree que éste es el mayor empujón para la inversión desembolsada -más de 3,5 mil millones de dólares-, pero que el lado armamentista "no le quita el mérito científico".
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