La señorita K es la aprendiz.
No sé si la señorita K tiene 14 o 15 o 16 años, algo así.
Yo soy el profesor Chungungo o señor C.
Soy APRENDIZ de Educador en el área de Matemáticas.
(Soy de los que cree que uno nunca supera el estado de APRENDIZ)
Este cuento se llama:
-
"La señorita K" ó en un remedo burdo de otro título en inglés, también le llamo:
"Teachers who loves to much"
-
No la amo a ella, por cierto!
Pero amo enseñar, aunque a veces dudo.
La señorita K es hija de la Señorita F.
Yo -y aquí está mi error-
ofrecí por lazos familiares, ayudar cuando fuera necesario a la señorita K con sus guías, pruebas y en general con los entendimientos del grado que cursa, un maestro chasquilla, un soporte en línea, online ...
Siempre como que soy yo el que me ofrezco.
A la menor dificultad,
ya estaba sugiriendo ayudarle a completar la guía, poniendo fecha, reparando mis saberes. Traje andamios, cochallullos y un compaz.
La señorita K dijo: "no creo que esta materia sea tan importante para el exámen"
y puso esta condición, esta fianza, este augurio ....
al final vimos someramente el espíritu de la materia
-nada de esfuerzos- .... luego,
La señorita F me dijo: "vamos a revisar lo de las clases porque en esos días ella llega tarde, cansada".
Y al final me pasó otra vez:
tengo yo más emoción que mis estudiantes !
¿ puede uno enseñar a un(a) otro(a) que no quiere aprender ?
-
En el viejo y popular sector de LH
enseñé en cursos de recuperación del Ciclo Medio.
Yo era el único que llegaba temprano, arreglaba la sala, hacía el aseo, ponías las mesas, limpiaba la pizarra .... todos y todas llegaban tarde, con sus mochilas, tras servir la cena a sus parejas ....
Estaban cansados es cierto!
Pero nunca supe si logré traspasar la imperiosa o amorosa necesidad de una "paideia holística -no clasista como la Paideia Griega-" para el siglo que vivimos ....
por eso digo que soy APENAS:
un
viejo
APRENDIZ
de
educador,
enamorado
precoz (sobretodo precoz)
intenso
que
no
encuentra
alguien (un otro o una otra)
que,
escapando
del
reggeatton y las tarjetas,
se
sitúe
en
la
antípoda
para
amar ... (no se espante!)
...
para
amar
estudiar ....
No sé si la señorita K tiene 14 o 15 o 16 años, algo así.
Yo soy el profesor Chungungo o señor C.
Soy APRENDIZ de Educador en el área de Matemáticas.
(Soy de los que cree que uno nunca supera el estado de APRENDIZ)
Este cuento se llama:
-
"La señorita K" ó en un remedo burdo de otro título en inglés, también le llamo:
"Teachers who loves to much"
-
No la amo a ella, por cierto!
Pero amo enseñar, aunque a veces dudo.
La señorita K es hija de la Señorita F.
Yo -y aquí está mi error-
ofrecí por lazos familiares, ayudar cuando fuera necesario a la señorita K con sus guías, pruebas y en general con los entendimientos del grado que cursa, un maestro chasquilla, un soporte en línea, online ...
Siempre como que soy yo el que me ofrezco.
A la menor dificultad,
ya estaba sugiriendo ayudarle a completar la guía, poniendo fecha, reparando mis saberes. Traje andamios, cochallullos y un compaz.
La señorita K dijo: "no creo que esta materia sea tan importante para el exámen"
y puso esta condición, esta fianza, este augurio ....
al final vimos someramente el espíritu de la materia
-nada de esfuerzos- .... luego,
La señorita F me dijo: "vamos a revisar lo de las clases porque en esos días ella llega tarde, cansada".
Y al final me pasó otra vez:
tengo yo más emoción que mis estudiantes !
¿ puede uno enseñar a un(a) otro(a) que no quiere aprender ?
-
En el viejo y popular sector de LH
enseñé en cursos de recuperación del Ciclo Medio.
Yo era el único que llegaba temprano, arreglaba la sala, hacía el aseo, ponías las mesas, limpiaba la pizarra .... todos y todas llegaban tarde, con sus mochilas, tras servir la cena a sus parejas ....
Estaban cansados es cierto!
Pero nunca supe si logré traspasar la imperiosa o amorosa necesidad de una "paideia holística -no clasista como la Paideia Griega-" para el siglo que vivimos ....
por eso digo que soy APENAS:
un
viejo
APRENDIZ
de
educador,
enamorado
precoz (sobretodo precoz)
intenso
que
no
encuentra
alguien (un otro o una otra)
que,
escapando
del
reggeatton y las tarjetas,
se
sitúe
en
la
antípoda
para
amar ... (no se espante!)
...
para
amar
estudiar ....
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