Lenguaje matemático.
El punto de partida de la incorporación del lenguaje matemático en el ajuste curricular es el reconocimiento que "el discurso matemático incluye términos especializados y significados distintos de los habituales en el habla cotidiana" (Pimm, 1999). La opción metodológica, frente a la enseñanza del lenguaje matemático es mediar la adquisición del significado matemático, por parte de los estudiantes, a partir del significado que estos tienen desde su experiencia cotidiana (*). En una primera etapa, el problema fundamental de la enseñanza de la matemática es la construcción de significados más que la cuestión del rigor, esto no significa, sin embargo, que el tema del rigor y la precisión propios del lenguaje matemático sea dejado de lado, sino que el punto de inicio de la adquisición de este lenguaje sea abordado a partir de los elementos y conceptos cercanos a la experiencia del estudiante. A modo de ejemplo, se puede observar en el ajuste, que la incorporación del lenguaje relativo al orden parte en primero básico, con el uso de los términos "mayor que", "menor que" e "igual que" asociado a la comparación de números, y continúa profundizándose, tanto a nivel conceptual como en su expresión simbólica llegando en cuarto básico al uso de la simbología matemática más precisa. Igual línea de inclusión se encuentra para el lenguaje algebraico, geométrico y el relativo a datos y azar.
(*) Un ejemplo lo encontramos en la respuesta a la pregunta ¿cuál es la diferencia entre 24 y 9? Un niño de 9 años respondería: "uno es par y el otro impar'". Desde su experiencia el niño no significa el vocablo "diferencia'" como la operación matemática.
El punto de partida de la incorporación del lenguaje matemático en el ajuste curricular es el reconocimiento que "el discurso matemático incluye términos especializados y significados distintos de los habituales en el habla cotidiana" (Pimm, 1999). La opción metodológica, frente a la enseñanza del lenguaje matemático es mediar la adquisición del significado matemático, por parte de los estudiantes, a partir del significado que estos tienen desde su experiencia cotidiana (*). En una primera etapa, el problema fundamental de la enseñanza de la matemática es la construcción de significados más que la cuestión del rigor, esto no significa, sin embargo, que el tema del rigor y la precisión propios del lenguaje matemático sea dejado de lado, sino que el punto de inicio de la adquisición de este lenguaje sea abordado a partir de los elementos y conceptos cercanos a la experiencia del estudiante. A modo de ejemplo, se puede observar en el ajuste, que la incorporación del lenguaje relativo al orden parte en primero básico, con el uso de los términos "mayor que", "menor que" e "igual que" asociado a la comparación de números, y continúa profundizándose, tanto a nivel conceptual como en su expresión simbólica llegando en cuarto básico al uso de la simbología matemática más precisa. Igual línea de inclusión se encuentra para el lenguaje algebraico, geométrico y el relativo a datos y azar.
(*) Un ejemplo lo encontramos en la respuesta a la pregunta ¿cuál es la diferencia entre 24 y 9? Un niño de 9 años respondería: "uno es par y el otro impar'". Desde su experiencia el niño no significa el vocablo "diferencia'" como la operación matemática.
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