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jueves, 9 de mayo de 2013

Maravilloso Texto ....

El juego de billar nos ofrece un buen ejemplo del funcionamiento de la casualidad ordinaria. Golpeamos la bola blanca con cierta velocidad para que choque con otra bola. En ausencia de bucles causales, el movimiento de las dos bolas después de la colisión viene absolutamente determinado por la velocidad inicial y por la dirección de la bola blanca. Utilizando las leyes de Newton, se puede averiguar de antemano que sucederá después de la colisión, ya que estas leyes son estrictamente deterministas; el estado inicial basta para determinar enteramente el estado final. Es decir, si se repite al experiencia en idénticas condiciones, el resultado debería ser el mismo. Si la bola alcanzada cae hoy en una determinada tronera (bolsa de la mesa), caerá también mañana siempre que todo lo demás permanezca invariable. Así queda garantizado el funcionamiento disciplinado del macrocosmos.

Sin embargo las cosas son muy diferentes si tratamos de jugar al billar con átomos, o con partículas como los electrones y los protones. Hoy, un electrón puede chocar con un protón y rebotar hacia la izquierda. Mañana, en IDÉNTICAS condiciones, puede rebotar hacia la derecha. Aquí no sirven las leyes del movimiento de Newton y deben ser sustituidas por las reglas de la mecánica cuántica, que son indeterministas. Esto quiere decir que el estado de un sistema físico en un momento dado no bastará por lo general para determinar que sucederá en el siguiente instante. la incertidumbre del ámbito microscópico está recogida en el principio de incertidumbre de Heinsenberg. De manera que, en la teoría atómica, predecir es un asunto arriesgado. En términos generales, lo máximo que se puede hacer es apostar más por uno u por otro resultado. En electrón que colisiones con un protón podría rebotar con un amplio abanico de ángulos, algunos de los cuáles serían menos probables que otros. La mecánica cuántica nos ofrece una descripción precisa de las probabilidades, pero por lo general no nos indica que sucederá en un caso determinado.

(Paul Davies. "Cómo construir una máquina del tiempo")

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