Lunes 14 de Marzo de 2011
Matemáticos somos todos
Nicolás Luco Rojas
La semana pasada, en el Centro de investigación avanzada en educación de la U. de Chile, la Dra. Heidi Kzyvacki-Vaino, del Departamento de ciencias aplicadas en educación de la Universidad de Helsinki, Finlandia, y el Dr. Keith Devlin, de Stanford, Estados Unidos, participaron con el Dr. Roberto Araya, director del proyecto "Metáforas" en un seminario sobre estrategias creativas para que la matemática sea algo tan popular como Shakira.
Conozco mucho al chileno Roberto Araya, que trabaja hace años como un Quijote con juegos para preescolares y escolares que llegan a chupar las matemáticas como manjar blanco. Roberto se ufana de tener a niños de 8 años resolviendo ecuaciones de segundo grado. Da gusto que hoy crean en él. Keith Devlin le mostró juegos masivos, que como "World of Warcraft" disfrutan en línea muchos jugadores compitiendo entre sí, y aprendiendo matemática.
Yo tuve buenos profesores del ramo, como Mario Sepúlveda, liquidado después por un cáncer. Él me desafió a calcular a qué hora entre las 14 y las 15 horas el minutero alcanza el mismo punto que el horario. Tenía 16 años y lo resolví. Hasta hoy, como ven, me ufano de ello. No le tengo miedo a la matemática.
Pero uno avanza por el mundo y se encuentra con quienes dicen "yo soy negado para las matemáticas". (Hay otros que dicen "yo soy negado para el deporte", o "negado para la cama", o "negado para el inglés"... ¡puras amputaciones!)
Nadie es negado para las matemáticas, estoy convencido.
Hay algunos, tal como dice el libro "The Math Gene", que tienen especial aptitud. Pero todos somos matemáticos. Aunque tengamos dificultades, como Einstein, que tuvo que contratar un matemático que le ayudara para trabajar sus teorías.
El miércoles conversé largo con el Dr. Carlos Jerez, matemático, profesor de ingeniería de la U. Católica, que viene llegando de Suiza y Francia. Francia es la meca de la matemática. Me contó algunos problemas que trabajan él o sus colegas: calculan el flujo de ondas electromagnéticas por un tumor maligno para diagnosticarlo; diseñan nuevos materiales para trabajos en óptica, en acústica; trabajan nuevas técnicas en medicina respiratoria tratando los pulmones como fractales, la calculable organización de, por ejemplo, los copitos de nieve...
Jerez, unos 30 años menor que yo, me hizo ver que la matemática hoy es la moneda de cambio entre las ciencias que trabajan juntas y mejoran la vida.
¡Cómo entonces pensar que haya personas que se digan "negadas" para el lenguaje que sostiene el conocimiento!
Todos hacemos matemática. Bajar por la escalera del metro es una operación de cálculo; hacer una maleta sin que nada se nos quede afuera, requiere pensamiento matemático; cocinar un guiso complicado, con diferentes ingredientes y tiempos de cocción, es matemática.
Se nos pueden haber olvidado las tablas, pero el ojo humano está siempre calculando. Como cuando un lolo me hace un "finito" con su auto para asustarme, con un complejo cálculo de velocidades y distancias.
Necesitamos reconciliarnos con esos cálculos numéricos; hacer sudokus, dicen, ayuda a espantar el alzheimer. Igual, con los años, uno va dosificando su energía, calculando.
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