La motivación y los hábitos de estudio son determinantes para aprender matemáticas
La inteligencia sólo es relevante en las primeras etapas del aprendizaje, según un estudio.
S. Urbina
Aunque habitualmente se asocia el talento matemático con personas brillantes que poseen niveles de inteligencia sobresalientes, un estudio reciente desvirtúa en parte esta idea. "Mientras que la inteligencia que miden los test de CI es importante en las primeras etapas del desarrollo de las competencias matemáticas, la motivación y las habilidades para estudiar juegan un papel más importante en el aprendizaje posterior", dice Kou Murayama, investigador posdoctoral en psicología de la U. de California, en Los Angeles. Según explica a "El Mercurio", "nuestros resultados deberían llevar a los profesores y padres a pensar en cómo motivar a los niños y facilitarles estrategias de aprendizaje".
Los hallazgos de este estudio fueron publicados en la revista Child Development.
En este trabajo, un grupo de investigadores analizó las habilidades matemáticas en 3.520 estudiantes de escuelas públicas de Bavaria, a los que siguieron desde el quinto al décimo grado. Cada año fueron sometidos a una prueba estandarizada de esta asignatura. También se les aplicaba un test de inteligencia y se les preguntaba por su actitud hacia las matemáticas.
Los psicólogos estaban interesados en ver si los adolescentes creían que controlaban este aprendizaje, y si es que estaban interesados en esta asignatura por su propio gusto. Además, les preguntaron sobre sus estrategias de estudio, tales como relacionar conceptos cuando aprendían nuevas materias, o simplemente intentar memorizar el paso a paso para resolver los problemas.
Con estos antecedentes y para su sorpresa, los investigadores encontraron que el CI no predice nuevos aprendizajes en matemáticas ni asegura que los niños puedan captar nuevos conceptos o acumular nuevas habilidades, por lo que no predice el progreso que tendrá después.
El mayor aprendizaje posterior se da en niños que se sienten interpretados con frases como "cuando practico matemáticas, mientras más me empeño, tengo mejores resultados" o "invierto mucho esfuerzo en matemáticas, porque me interesa esta materia". Por el contrario, los niños que sólo están motivados por el deseo de obtener buenas notas, exhiben en promedio un menor aprendizaje.
En cuanto a estrategias, quienes buscan hacer conexiones entre ideas y conceptos matemáticos, progresan más rápido que quienes usan antiguas técnicas de memorización.
Para la psicóloga de la U. de Stanford, Carol Dweck, "la mejor manera de motivar a un niño es felicitarlo por su esfuerzo en lugar de alabar su inteligencia". Sus investigaciones demuestran que elogiar la persistencia de los estudiantes y sus estrategias para superar obstáculos les refuerza la idea de que tienen una capacidad mental dinámica y en crecimiento. Por el contrario, cuando se les felicita por su inteligencia, se está promoviendo una "mentalidad fija" de considerarse dotados intelectualmente, es decir, niños que valoran más la imagen que el aprendizaje.
Esto último los lleva a buscar desafíos menores o, incluso, a hacer trampa con tal de evitar el cometer errores y ser vistos como poco inteligentes.
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