De acuerdo a Humberto Maturana [1997:20] la historia del cerebro está relacionado principalmente con el lenguaje, y que “lo peculiar de lo humano no está en la manipulación sino en el lenguaje y su entrelazamiento con el emocionar”. Según este autor, el lenguaje tiene que ver con coordinaciones de acciones de coordinaciones de acciones consensuales. Es en la conservación de un modo de vida de los seres humanos que tiene que ver con la familia y la producción de los bienes substanciales del vivir donde el lenguaje surge y se desarrolla. El lenguaje se va potenciando en la convivencia y en la interacción de los seres humanos, y él mismo potencia esta convivencia. El lenguaje entonces, según Maturana [1997:25], no es un conjunto de reglas, ni gramática, ni sintaxis, ni se da en la cabeza ni en el cerebro, sino que tiene lugar en el espacio de relaciones humanas de coordinaciones constantes entre hombres y mujeres. Somos humanos en el lenguaje y nos desarrollamos como tales “haciendo reflexiones sobre lo que nos sucede” [1997:42-43].
En ese conversar vamos constituyendo el tipo de sociedad y democracia en la queremos vivir. Pero además el lenguaje como objetivo nos permite distinguirnos a nosotros mismos en una reflexión que constituye la autoconciencia, que “sólo tiene existencia y sentido en el dominio social” [Maturana, 1999:30]. Por ello sólo en el lenguaje se da la estructura conceptual dando origen a lo propiamente humano haciendo posible la descripción de él, del otro y de su entorno. Con el lenguaje, el ser humano crea “su dimensión espiritual en la reflexión, tanto de la autoconciencia como de la conciencia del otro” [1999: 34-35], generando con ello reflexiones y explicaciones del presente, del pasado y de lo que puede surgir en el futuro.
Podemos afirmar que lo central del lenguaje [Maturana, 1986] es su capacidad de modificar de manera radical las conductas humanas, abriéndose a nuevos fenómenos como la reflexión y la conciencia, posibilitando que cada uno se describa a sí mismo y a su circunstancia. La “trofolaxis” social de los humanos, según Maturana, es el lenguaje que nos permite que existamos en interacciones lingüísticas recurrentes siempre abiertas sin límites en la imaginación, en la explicación, en la descripción en todos los ámbitos de la sociedad.
De acuerdo a Duranti [2001], la lingüística se ha ido desarrollando por el desplazamiento de tres paradigmas. El primero de ellos se basó sobre las concepciones de Boas hacia fines del siglo XI]X. Desde perspectiva Boeasiana se desarrolla una concepción lingüística centrada fundamentalmente como herramienta para el análisis cultural. Ello reforzó la idea que la formación en fonética y en morfología estaba por encima de cualquier otro aspecto de la lingüística. La preocupación central estaba en las estructuras gramaticales.
Luego surge un segundo paradigma donde su objetivo, según Duranti, es el estudio del uso lingüístico entre hablantes y actividades, donde se va entendiendo el lenguaje como organizador de lo cultural y se fija atención a las comunidades de habla, a las competencias en las comunicaciones, variedades de lengua, etc. Lo teórico en el lenguaje estaba centrado en la variación lingüística, en la relación entre lengua y contexto.
El tercer paradigma se empieza a gestar en una nueva dirección. Según Duranti, en esta etapa del desarrollo de la Lingüística se empieza a analizar la reproducción y transformación de personas, instituciones y comunidades. La lengua es ahora un producto interaccional con muchos valores indexicales de las distintas esferas de la cultura. Se analizan las prácticas lingüísticas, la participación y la concepción de sujeto/persona/identidad en el lenguaje. Y la teoría avanza decididamente a la relación micro-macro, heteroglosia, integración de recursos semióticos, formación de identidad, narratividad, ideología lingüística, entre otros.
Pero es necesario hacerse la siguiente pregunta para comprender el rol del lenguaje en el desarrollo cultural: ¿Es posible que el lenguaje por sí solo permita la comprensión del discurso, de la narrativa, de los signos que emplea? Maturana y Varela recurren a la circularidad cognoscitiva tautológica y a las coherencias operacionales para pasar al proceso de comprensión porque según ellos el lenguaje por sí mismo no lo consigue. Para Morín [2009] también el lenguaje no es suficiente para realizar todas las dialógicas suficientes o lo logra sólo en algunos momentos. Tiene dificultades –señala Morín- en la dialógica análisis-síntesis, diversificación-unificación, percepción de lo diferente en lo mismo-percepción de lo mismo en lo diferente, concepción de la unidad en lo diverso y lo múltiple-concepción de lo diverso y lo múltiple en lo uno. Más allá de las reglas de la gramática y la sintaxis cuando se usa el lenguaje, es el pensamiento el que permite entender la forma de autogobierno de la organización de cualquier fenómeno con sus principios y categorías, desarrollándose en la esfera proposicional lingüístico-lógico.
La computación [humana] según Morin [1986] organiza de una manera el conocimiento y la cogitación produce una nueva forma de organización de ese conocimiento de tal manera que pueda ser reflexivamente considerado. La relación de bucle entre la computación cerebral y la cogitación es fundamental, porque está última desarrolla una lógica compleja al asociar lo que la primera separa a través de la conjunción, coordinando palabras e ideas en discursos, sistematizándolas, etc. De este modo, afirma Morín, la asociación y la disociación adquieren esta forma lógica de conjunción, disyunción, afirmación, negación, condición, conmutación, distribución, entre otras.
Se trata entonces, de acuerdo a Morín, que la cogitación no sólo son operaciones computantes infralingüísticas e infralógicas, sino que fundamentalmente lógicas. La lógica a su vez controla y dirige las operaciones de pensamiento pero simultáneamente son elaboradas por el pensamiento, dando paso con ello no sólo al conocimiento de sucesos sino que da el inicia, es el punto de partida del proceso de comprensión. La relación pensamiento-lengüaje resulta en una dialógica entre lo abstracto, lo concreto y lo vivido, dando como resultado un pensamiento complejo uniendo su pensar en la sociedad y en el mundo con su propia vivencia singular. Hasta aquí los tres autores [Maturana, Varela y Morin] siguen un camino parecido en la transformación del conocimiento en comprensión, utilizando sus propios sistemas conceptuales.
El pensamiento supone estructuras computantes calculatorias e inter-macro computaciones cerebrales. Utiliza el lenguaje como instrumento del pensamiento constituyendo una infraestructura computante, y el cálculo numérico y las matemáticas se desarrollan al tenor de la escritura. Todo lo anterior influye en el aparecimiento de nuevas esferas de la computación, impulsando al pensamiento mucho más lejos. Estamos a las puertas entonces, según Morín, de la emergencia de
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