Daniela sentada en el auto entre su primito y hermano, dos individuos imberbes de cerca de un año y medio aproximado. les habla intentando obtener respuestas lógicas y coordinadas como ella muy bien hubiese sido capaz de formular a esa misma edad. Le explicamos que ellos están chiquititos y que tiene que hablarles más lento porque están aprendiendo. Daniela se calla un instante, luego se posiciona frente a frente a ambas guaguas para que le vean el rostro y con voz fuerte y lenta dice: PA-RA-LE-LE-PI-PE-DO.
(A través del Espejo - ediciones Navega)
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